El 404 avanza feliz por Camino Maldonado, levantando tsunamis a su paso por las zonas inundadas. Los pasajeros, la mitad cubiertos con camperas mojadas y la otra mitad sosteniendo paraguas chorreantes, miramos en silencio por la ventanilla y pensamos que hoy sería un excelente día para hacer teletrabajo. Tengo los pies mojados y el pelo mafaldeado, y ya estoy lamentando haber dejado abierta la ventana de la cocina.
Mientras tanto el gato León y la gata Matilda duermen a pata suelta, cada uno en su piso de la casa que la humana mantiene a costa de pies mojados y rulos con frizz.
Algo anda mal en el reparto de privilegios de este grupo cohabitacional.
Sigo mi viaje seria y pensativa. Que no me olvide que tengo que hacer mandados a la vuelta: el atún está por acabarse.
Mientras tanto el gato León y la gata Matilda duermen a pata suelta, cada uno en su piso de la casa que la humana mantiene a costa de pies mojados y rulos con frizz.
Algo anda mal en el reparto de privilegios de este grupo cohabitacional.
Sigo mi viaje seria y pensativa. Que no me olvide que tengo que hacer mandados a la vuelta: el atún está por acabarse.